Brandominus, agencia de marketing online creativo anuncia mediante este comunicado que quiere hacer llegar a toda la sociedad, el mensaje de que tanto su directiva como su equipo técnico se sienten profundamente afectados por las consecuencias sobrevenidas de los acontecimientos de ayer, jueves 12 de marzo de 2015, día del lanzamiento de nuestra última acción publicitaria.
Queriendo hacer un guiño al lado percibido como más oscuro del marketing, aunque no por ello menos real ni esencialmente malvado, lanzamos la siguiente gráfica en redes sociales:
Brandominus pecando de inconsciente ante el cuidado que el tema de las recetas de magdalenas demanda y el respeto que la sociedad requiere ante el mismo, mostró una imperdonable falta de tacto y delicadeza al sugerir implícitamente que las recetas de magdalenas, muffins y cupcakes, son esencialmente iguales.
Hordas de usuarios en redes sociales mostraron su descontento e irritación con nuestra ineficiente investigación previa a la campaña y la desconsideración mostrada hacia estos colectivos tan sensibles a los que hemos ultrajado. Nos referimos a los defensores de los cupcakes y los muffins que son 2 grupos diferenciados, parece ser.
Conscientes de las dolorosas ampollas que hemos levantado entre amantes de muffins que se han sentido agraviados por compararlos con magdalenas (pero no con cupcakes) y los amantes de cupcakes que se han sentido agraviados por comparárseles con magdalenas y muffins, sólo podemos decir que lo sentimos muchísimo y, como nuestro rey, prometemos que no volverá a pasar.
Aunque como decimos una cosa, decimos la otra: hemos detectado un foco de racismo repostero indignante a todos los niveles. Las pobres magdalenas no han dicho ni mu, están las tías encantadas y felices de la vida ajenas a malos rollos. Los muffins «¡ay que no me comparen con magdalenas!» mientras intentan codearse con los cupcakes y los cupcakes todo vacilones con sus toppings que no quieren saber nada de nadie.
¡Los cupcakes y los muffins son casta!
Las magadalenas son las que soportan toda la estructura corrupta que se ha montado alrededor de estos contubernios para acaparar todos los glaseados y toppings. ¡Ya está bien hombre! A partir de ahora le vamos a quitar a los cupcakes para dárselo a las magdalenas y al final, no habra magdalenas ni cupcakes, todos serán muffins y habrá Cola Cao para todas.
¡Que leches! ¡A la mierda las disculpas! Nos da igual si la magdalena se bate más, el muffin se bate menos y el cupcake es un producto aparte. ¡MAG-DA-LE-NAS! Magdalenas venidas arriba.