¿Cómo sigue uno viviendo su día a día en un planeta tan lleno de odio, en el que tienen cabida episodios tan terribles como el de ayer o el de la semana pasada o el de hace varios meses? ¿Con qué cara sale uno de su casa en dirección al trabajo? ¿Qué hay que hacer para olvidar las terroríficas escenas de violencia que día tras día, suceso tras suceso, se van acumulando en nuestra memoria?
Los tiroteos en las playas de Túnez, las terribles explosiones en las calles de Bagdad, la mirada perdida de aquellos que huían de la sala Bataclán, los escalofriantes testimonios del pueblo sirio… lo siento, pero YO YA NO PUEDO CON TANTO DOLOR.
¿Acaso se nos ha olvidado que somos personas? ¿Cómo puede alguien concentrar tanto odio, tanta maldad, tanta saña como para degollar a otro ser humano, dispararle a bocajarro en la cabeza o recorrer 2 kilómetros (¡¡¡DOS KILÓMETROS!!!) en zigzag para tratar de acabar con el mayor número de vidas posible?
¡Basta ya! ¡Basta ya de tanta sangre, de tanto odio, de tanta violencia! ¿Tan poco hemos aprendido de la historia? ¿Tan pronto se nos olvida el sufrimiento, el terror y la fragilidad del ser humano?
No sé dónde está la solución, de quién es la culpa, ni cómo se para esta masacre, pero a veces me pregunto si merece la pena traer hijos a un mundo en el que se permite que el odio siente cátedra de esta manera. Porque, detrás de este infierno, no sólo está el que dispara, también está el que vende el arma, el que la fabrica y el que permite que se genere todo este círculo vicioso. Ya no es un loco que cogió un Kalashnikov y se lió a pegar tiros en una playa, es un negocio en el que está implicada mucha gente a la que parece no pesarle el peso de la muerte sobre sus hombros.
Pues lo siento, pero a mi tanto dolor ya me oprime el corazón y se me está empezando a contagiar ese mismo odio hacia esta gente sin escrúpulos que, por sus santos cojones, decide acabar con el mundo de cientos de personas, aquí y ahora.
No quiero perder la calma, tampoco quiero dejarme llevar por su mismo odio o dejar de creer en la humanidad, aún considero que el mundo tiene cosas maravillosas por las que vivir, pero precisamente por eso necesito preguntároslo una vez más: ¿Cómo se hace?