Hace poco escribí un artículo para SMRevolution donde enumeré y describí todas las partes del plan estratégico social media y como construirlo de manera profesional. Bien, pues ahora que estamos en confianza debo confesarte algo… la mayor parte del social media plan es papel mojado.
Sí, como lo oyes. El plan estratégico que diseñas con tanto esmero y cuidado invirtiendo horas y horas en analizar a la competencia, elaborar el análisis DAFO de la marca y sobretodo en desplegar toda tu creatividad y tu técnica para desarrollar una estrategia digna del general Patton, es papel mojado en un considerable porcentaje y no podrás utilizarlo como planeaste. Llegados a este punto te preguntarás «¿Pero como es eso posible? Si siempre he leído que el plan estratégico es la biblia de una estrategia».
En social media marketing la estrategia está en contacto directo con los usuarios. Nuestro objetivo es influir en nuestro target para en última instancia vender. Para conseguir nuestro noble propósito nos adentramos aguerridos en ese océano de usuarios, clientes, trolls, fans, followers, prosumers y la madre que los parió, que son las redes sociales. En ese entorno convulso y poco predecible movemos nuestra marca y lanzamos nuestras campañas. Y sí, ya antes de existir los medios digitales los planes estratégicos estaban sujetos a vaivenes. ¿Que plan no lo está? Pero en social media marketing un porcentaje altísimo de la implementación de la campaña y de su desarrollo dependen de como nuestra comunidad decida interactuar con ella. Es decir, nuestras estrategias de social media marketing son el barco con el que nos adentramos en las procelosas aguas del e-ocean y por muy eficientemente que lo hayamos estructurado y diseñado, la e-fauna marina genera oleaje y le afectarán. Vaya si le afecta. Por supuesto que no es lo mismo ir en un bote a remos (sin estrategia) que ir en un acorazado (plan estratégico espectacular) aunque ambos se ven afectados por los caprichos del e-mar.
«Entonces que le den morcilla al plan estratégico, vamos diseñando acciones sobre la marcha» podrías pensar pero sería un movimiento muy insensato. A pesar de tener que modificar apartados y acciones del plan varias veces, aunque haya que retrasar o adelantar campañas continuamente o hacer 10 versiones de la planificación de contenidos, sigue siendo nuestra Biblia. Sigue marcando nuestro camino y nuestros objetivos con tanta claridad como la estrella polar guiaba a los navíos; sigue conteniendo ideas y acciones de valor aunque haya que adaptarlas a las circunstancias o postponerlas; sigue conteniendo el análisis de tu competencia y la definición de tu público objetivo. Sigue siéndolo todo.
Pues sí, habrás observado a estas alturas que me he contradicho a mi mismo y que en realidad no pienso que el plan sea papel mojado, siempre que sepas como utilizarlo y adaptarlo a las necesidades de tu marca. Eso sí, estoy convencido de que en manos inexpertas, un plan estratégico de social media marketing raramente aguantará más de 4 o 5 meses antes de volverse completamente inútil.
Los planes estratégicos, como los barcos, hay que saber manejarlos.
En realidad, todo esto lo resumió en una famosa cita alguien mucho más inteligente.
«Los planes no son nada. Planificar lo es todo.»
-D.D. Eisenhower
¡Nos leemos!