De un tiempo a esta parte, los influencers han ido ganando protagonismo hasta convertirse en un pilar fundamental de cualquier campaña de marketing. Y es que estas nuevas figuras públicas nos permiten asociar nuestra marca a personajes aspiracionales y llegar a las nuevas generaciones de una forma menos intrusiva que la publicidad convencional, generando, al mismo tiempo, una mayor conversación online alrededor de nuestros productos o servicios.
Sin embargo, el mundo de los influencers es más complicado de lo que parece, al fin y al cabo, debemos tener en cuenta que la mayoría de ellos se han convertido de la noche a la mañana en líderes de opinión, y ese tipo de cambios tan drásticos no siempre son sencillos de gestionar.
A eso, además, hay que añadirle el hecho de que su principal poder radica en la verdad, en la frescura, en la honestidad y en la autenticidad de todo lo que cuentan y transmiten. Valores que perseguimos las marcas, porque son los que consiguen generar un engagement real del usuario final con cualquier prescripción que el influencer realice.
Y aquí es donde estos nuevos líderes digitales encuentran su mayor handicap, en la dificultad de gestionar y filtrar la publicidad sin dañar su reputación y sin perder su mayor valor, la credibilidad. Pero hoy no vamos a hablar de eso, sino de las oportunidades que ofrecen los incluencers. Más concretamente los mid-influencers.
¿Por qué debería contemplar en mi estrategia de marketing a los mid-influencers?
Reconozcámoslo, cualquier marca que se precie sueña con tener un influencer TOP a su lado, caminando de la mano de su producto, pero no todos pueden permitirse contratar a un Rubius, a una Chiara Ferragni o a una Dulceida. ¿Qué pasa entonces? ¿Qué queda a aquellos que no pueden pagar el caché las estrellas digitales del momento? Pues, sinceramente, un gran abanico de oportunidades.
En el mundo de los influencers, sucede lo mismo que en cualquier otro sector, o tienes un producto buenísimo y la suerte de que sean los influencers los que vengan a llamar a tu puerta o asumes que tu presupuesto va a ser el que decida qué tipo de influencer puedes permitirte. Aquí es como en todo. En la vida puedes comprarte un traje de Hugo Boss o puedes comprarte uno de Zara ¿Acaso es uno mejor que otro? No tiene por qué, es más, muchas veces comprarte un traje en Zara puede aportarte más ventajas que invertirlo todo en un Hugo Boss. Pues con los influencers sucede lo mismo. Pero no adelantemos acontencimientos. Te lo explicamos a continuación.
Es más barato:
Esta ya os la sabíais, vale. El precio es sin duda el punto fuerte más evidente de contratar a un mid-influencer. Es cierto que no tienen la misma repercusión, ni una comunidad tan grande como las de los influencers más TOP, pero tampoco su caché es igual de alto, por lo que su contratación es más asequible y nos permite llegar a un target algo más pequeño, pero igual de interesante. Por otra parte, al ser más asequible su contratación, nos permite pasar al punto siguiente.
Más por menos:
Como decíamos, el hecho de que estos influencers, aún no sean estrellas de Instagram o de Youtube, nos permite acceder a sus servicios por un coste más asequible, una opción que permite plantearte la estrategia del más por menos. Es decir, invertir menos dinero, pero en distintos perfiles o en un mayor número de contenidos.
De esta forma, en vez de poner todos los huevos en una misma cesta, podemos probar a comunicar nuestro mensaje a través de un pequeño ejército de mid-influencers, cada uno con su estilo propio y su propio público. O bien, pedirle a un sólo influencer que genere más posts, más imágenes o más vídeos sobre el tema que le proponemos.
Esta opción nos permite diseminar mucho más nuestro mensaje y transmitirlo de forma más profunda en la comunidad.
Más engagement:
Los mid-influencers, además, cuentan con círculos más pequeños de seguidores, pero que al mismo tiempo sonmás íntimos, más cercanos y más fieles. Cuando un influencer tiene millones de seguidores, lo más probable es que no todos ellos sean auténticos fans. Por lo que es posible que ganes en visibilidad, pero no en conversiones.
De hecho, cuando los influencers se convierten en estrellas de internet, suele acabar perdiéndose el diálogo de tú a tú que tan importante es en este tipo de comunidades y de acciones publicitarias.
En el caso de de comunidades más pequeñas, sin embargo, te aseguras de que tu audiencia realmente sienta un interés genuino por el influencer al que sigue, por lo que dice y por lo que prescribe.
Más confianza:
La imagen de los influencers también se corrompe, igual que pasa con las modelos y actrices que se convierten en imagen de marca. Nadie piensa que porque Penélope Cruz aparezca anunciando un champú de L’oreal, sea usuaria activa de ese producto. Pues con los influencers más tops pasa algo parecido. Mientras sus primeras campañas o promociones de producto aún se mostraban honestas y reales, poco a poco ese valor se ha ido esfumando, a medida que se iban haciendo famosos y las marcas les iban ofreciendo dinero a cambio de publicidad. Se pierde verdad.
Los mid-influencers sin embargo, siguen siendo más confiables, más auténticos, aún no han sido corrompidos por las marcas, su blog aún es una pasión y no un negocio. Su palabra tiene más fiabilidad para sus seguidores, y lo que usan y lo que compran tiene interés.
Más compromiso con la marca:
Un influencer al que le llueven las oportunidades, siempre puede tener una oferta mejor que la tuya, más interesante o con la que se sienta más cómodo. Trata de buscar un compromiso real por parte del influencer si no quieres llevarte sorpresas.
Dar con el influencer idóneo para tu producto y tus campañas, de todas formas, no es tarea fácil. Esta selección exige que te estudies bien los distintos perfiles de los influencers que te interesen, que te asegures de que su adiencia se corresponde con tu core target, que negocies correctamente las contraprestaciones que exige cada uno de ellos, que realices un seguimiento exhaustivo de los resultados obtenidos y sobre todo, que no caigas en la trampa y termines eligiendo un Bluff en vez de un verdadero influencer.