Si Macu Jackson se declaraba «ministérica reconocida» en un post de Innovación Audiovisual, el foro sobre tendencias de comunicación creado por Eduardo Prádanos y en el que tengo el honor de aportar mi pequeño granito de arena, yo no puedo menos que declararme «cuentamentista confeso«. No entro en comparaciones (para gustos, colores), pero, qué queréis que os diga, que una serie patria sobreviva 15 años en antena promediando 5 millones de espectadores y un 28% de share no es algo que suceda todos los días.
Con esos números, no me extraña que los Alcántara hayan terminado convirtiéndose en una parte más de la familia, hasta el punto que a veces cuesta distinguir dónde acaban los recuerdos de la infancia de uno y dónde empieza los de Carlitos y familia. Sobre todo para los que, como yo, el DNI nos delata más lustros de los que nos gustaría declarar.
En mi opinión, una de las claves del éxito y la longevidad de Cuéntame Qué Pasó es su cercanía con el transcurso de la vida del españolito medio durante las últimas décadas. Cuéntame se ha convertido en trovador del pasado del ciudadano medio, de la re-construcción y evolución de la sociedad española, del día a día de un barrio que bien podría ser el tuyo o el mío, creando un imaginario de personajes a los que es fácil asimilar con algún familiar o conocido. Licencias narrativas al margen, tejer una historia con lugares comunes donde pueda verse representada una audiencia tan amplia tiene mucho mérito. Me permitís que me remita al discurso de La Redacción para recordar uno de los credos que nunca nos cansamos de repetir: el storytelling lo es todo.
Si tu historia, si tu hilo narrativo, es suficientemente potente ejerce como imán irresistible para su audiencia y, de hecho, te permitirá trabajar a partir de él en declinaciones, derivaciones y evoluciones argumentales que no harán sino enriquecer y agrandar la propia narración. Si tu storytelling es brillante, todo tiene sentido. Si la historia falla, da igual el combustible que le eches; carburará menos que el Toyota de Carlos Sainz.
Sin embargo, sí estoy 100% de acuerdo con Macu – y con muchos otros profesionales – en que El Ministerio del Tiempo es un ejemplo inigualable de cómo hacer storytelling transmedia. Como ella misma explica en su post El ministerio transmedia, de muy recomendable lectura, EMDT ha sabido construir en torno a la serie un universo de contenidos maravillosamente interconectados para ofrecer a sus seguidores una experiencia transmedia como hasta ahora nunca antes se había visto.
Complementa sus capítulos con una web donde se alojan sus contenidos, un podcast narrado por uno de los personajes, un videoblog que cuenta su visión subjetiva de la trama, un selecto grupo de WhatsApp, un canal de Telegram, un foro oficial, programas de TV, un episodio de realidad virtual interactiva e incluso la web del Ministerio, con organigrama e intranet incluidos.
Pero todo esto, y mucho más ya lo podéis encontrar en el post de Macu. En su opinión, lo mejor del proyecto es la expansión del contenido que realizan desde ese universo transmedia (ya sabéis, content is the king but distribution is the queen, and so on…). 100% de acuerdo; el trabajo de las productoras (Onza Partners y Cliffhanger) y sus colaboradores es excelente en este sentido.
Sin embargo, yo prefiero destacar la construcción del storytelling que realiza la serie. Aparte de un guión televisivo magnífico, detrás hay una estrategia editorial muy bien hilvanada que entiende y asume que la historia nace en TV pero se amplia y declina en todos sus diferentes soportes y canales.
Esto implica que la guionización y producción va más allá del minutado en pantalla, para crear un guionizado donde se articula una construcción secuencial del storytelling, entendiendo el proceso temporal y la aportación de cada medio, de modo que, quien lo consume, asimila un hilo argumental lógico, coherente, escalado y que le anima a querer saber cada vez más.
Dentro de esta estrategia editorial transmedia, o transversalmente si queréis, hay dos elementos que para mí tienen un papel fundamental del que todos tenemos mucho que aprender:
- Los personajes de la serie, desde sus perfiles en redes sociales, extienden su rol para convertirse en personajes «reales» que exceden a su presencia en la serie para materializarse e interactuar con su comunidad de seguidores. Tras ver cada capítulo, puedes comentar entrar en Twitter la trama con sus protagonistas; y que éstos te contesten, resuelvan tus dudas o te cuenten sus sentimientos. La humanización del personaje dota de una gran credibilidad a la historia. Además, se complementa con la participación (activa) de sus creadores, encabezados por propio Javier Olivares, alma mater de la producción;
- L@s ministéric@s son posiblemente el paradigma de la co-creación hoy por hoy. Crean sus propios guiones, aportan ideas, cuestionan las tramas y sugieren alternativas. Y lo mejor, la productora les escucha, anima y premia a realizar esta labor. De hecho, alguna de estas ideas han sido incorporadas a la guionización de capítulos. Cuando oyes a las marcas hablar de co-creación y comparas sus tímidos intentos con lo que hace EMDT, te das cuenta que aún tenemos todos mucho que aprender…
Y, claro, cuando pienso en todo esto, me acuerdo de Cuéntame Que Pasó y me entra la morriña porque, la verdad, estamos en las antípodas de lo que están consiguiendo los ministéricos.
Lo que pasa en San Genaro, se queda en San Genaro…
Cuéntame lleva mucho tiempo con nosotros. Nació 6 años antes de que Facebook llegara a España y se adelantó 5 años al primer tuit de Jack Dorsey. Sin embargo, a día de hoy parece no haber entendido aún el potencial que las redes sociales y el ecosistema digital nos ofrecen. Tal vez sea porque (piensen que) el perfil de su audiencia es muy maduro, tal vez porque la inercia de su éxito les ha llevado a no evolucionar su propuesta, pero la realidad es que los contenidos que ofrece Cuéntame distan mucho de los de EMDT:
- No tiene web propia, sino que cuenta con un espacio web alojado dentro de TVE.es. En esta web se pueden encontrar resúmenes de escenas de la serie, making of y entrevistas a sus personajes;
- Ofrecen un quizz para medir cuánto sabes sobre la serie (básico, básico);
- Trabajan muy bien, eso sí, toda la parte de contenido musical, otra de las teclas del éxito de la serie y en la que colaboran con Spotify,
- Cuentan con programas afines, como el que se emite a continuación de la serie, Ochéntame Otra vez, otro baúl de los recuerdos hecho con recortes de programas antiguos a los que tanto se ha aficionado TVE, que ayuda a contextualizar el momento histórico de la serie;
- Dispone de perfiles oficiales de la serie, pero no de sus personajes;
- Y hay alguna iniciativa privada de sus fans, como Mangarrianes y Milanos, un blog que desarrolla las tramas y vida de los personajes de Cuéntame (no indica quien/es son los autores, pero no parece que sea un sitio oficial de la serie).
Como veis, se echan de menos los dos ejes que destacaba en el storytelling de EMDT: la presencia activa en redes de los personajes y la colaboración con sus fans. En cierto modo, Cuéntame trabaja «a la vieja usanza», con una propuesta de contenidos muy atada a lo que se ve en la pantalla y unidireccional, que se orienta desde la producción hacia la audiencia, pero no se preocupa por interactuar con ella ni le otorga poder de participación en su desarrollo.
¿Qué echo de menos en el storytelling de Cuéntame?
Sin embargo, las posibilidades de crecimiento que una serie como Cuéntame tiene son enormes. Nacen precisamente de la cercanía de su argumento y su contexto con el de su audiencia. Porque, yo al menos, conozco a muchas más personas que hayan vivido en los 80’s de los que han viajado en el tiempo (Jordi Hurtado… y pare usted de contar). La mayoría de nosotros hemos tenido/vivido nuestro propio Cuéntame y nos identificamos con él; la serie nos evoca recuerdos, con ese poso de nostalgia que tan bien explotan los guionistas.
Seguro que a tí se te ocurren muchas y mejores ideas de las que pasan por mi cabeza pero, por aportar que no quede; ahí os dejo mi wishlist de lo que me gustaría encontrar detrás de Cuéntame y (hoy) echo en falta:
Perfiles de personajes en redes sociales
¡Cómo me gustaría leer a Antonio Alcántara tuiteando eso de «anda p’allá, Paquita, hija, que eres una loba…«! Todos los personajes de Cuéntame tienen su propio metalenguaje que se ha popularizado con el paso del tiempo y que triunfaría en redes. Y ya sería lo más si continuaran sus entresijos y discusiones en nuestro muro («ves lo que te decía, Carlos, hijo, que esa chica no te conviene, hombre«) con fotograma de la serie;
Los consejos de Herminia
¿Y qué me decís de un videoblog con nuestra entrañable abuelita María Galiana contándonos los mejores consejos de toda la vida que conocían nuestras «abus» y «bisas» sobre cocina, cuidado de la casa, reciclaje, economía doméstica…?;
Madrigueras de conejo
Junto a la trama principal, en Cuéntame hay infinitas subtramas, la mayoría resueltas con elipsis narrativas por cuestión de tiempo. Pero, ¿y si tuviéramos contenido extra que nos contara lo que no hemos podido ver en la serie? Las peleas de Miguel y Ramón, la vuelta a casa de Pepe (chapó Sergio Pazos), los mejores programas de San Genaro TV protagonizados por Josete (esto lo petaba seguro…).
Cuéntame qué fue de…
A lo largo de la serie, han habido muchos personajes que tuvieron su recorrido, mas o menos breve, y que desaparecieron para siempre. A mí me encantaría saber a qué se dedica ahora Tinín (sí, de Quique San Francisco también, pero sobre todo de Tinín), Nuka, Françoise… y tantos otr@s.
Timeline
El contexto de «Cuéntame qué pasó» narra la vida cotidiana de la sociedad española desde mediados los sesenta hasta (de momento) mitad de los ochenta. Así ha ido creando un timeline que, debidamente articulado digitalmente, nos permitiría navegar por los años y encontrar los hechos más destacados de cada temporada por orden cronológico. Cuéntame podría hacer esto en su storytelling, combinando los acontecimientos históricos con el calendario de sus personajes (nacimientos, muertes, bodas, hechos destacables). De este modo, permitiría a su audiencia fijar los timings de cada trama, desarrollar la historia de vida de sus protas y mostrar las noticias que encabezaron los telediarios de cada época.
Co-guionización:
Como decía antes, muchos de nosotros hemos convivido en el tiempo con los Alcántara. Sería super interesante pedir la opinión a los fans sobre qué hechos destacarían del año en el que va a transcurrir cada temporada para darles cabida en el guionizado. O que les aportaran como vivieron cada momento histórico. O quien tuvo a su hijo al mismo tiempo que el de xxx, quien tuvo un bistró, se compró tal disco, viajó a tal destino… Esto aportaría a la serie una textura más humana, más nuestra aún si cabe. Sobre todo en una serie en la que cada episodio tiene un guionista distinto, con los matices y color que eso aporta.
Y a tí, ¿qué ideas se te ocurren? ¿Cómo ampliarías el storytelling y propuesta de contenidos de la serie? ¿Con cuáles te gustaría contar y cuáles no te convencen?